miércoles, 5 de octubre de 2011

I.- A Bad Day

“Leave all behind, you are in the paradise”fue lo primero que se escuchó de sui reproductor de musica al encenderlo, bueno, no era tan malo el soundtrack para el momento, que mejor lugar de relajación que el bus del colegio. Para Emily, el colegio, era un paraiso o por lo menos mejor que su maldita casa. Eso a la que muchos llamaban “prisión de 8 horas”, era el mejor lugar para ella, en especial, por tener a su mejor amiga y a su novio.

-Hey! Pequeña punk! Baja, ya llegamos – le dijo Sam, su mejor amiga. Era normal que la llamara asi. Sam no era la clase de chicas que les gustaba las mismas cosas que a Emily, más bien, era de las chicas de fiestas cada fin de semana, pero en fin, era su mejor amiga.

Simplemente, rió y bajó del carro. Faltaba como 25 minutos para las clases y como era costumbre, ambas empezaron a vagar, pero esto fue interrumpido cuando la pelirroja sintió como alguien la abrazaba por atrás.

-Emily Thompsom, no me piensas saludar por el año y medio que llevamos juntos? – le dijo Brad, quien habia apoyado su cabeza en su hombre. Ella solo volteó y los besó.

- Feliz aniversario, entonces – le dijo casi susurrando. Hubieran seguido asi de no ser por Sam.

-Y se supone que estarán ahí todo el día? – bromeó ella – prefiero matar mi vagancia llendo a clases – ambos rieron, bueno, el día no comenzaba tan mal. Las siguientes horas fueron como todos los día: horas aburridas, llamadas de atención, expulsiones de clases… nada fuera de lo común, a acepción de la bonita tarde que pasaría con Brad.

Llegó a su casa. “Mi maldita casa” pensó ella. Como siempre, su padre estaba en la sala y su madre, cocinando. Pasó de frente, no le interesaba nada de él, es más, que podría sentir por un tipo que la trataba mal?! Se dirigió a la cocina, por lo menos ella la entendería, aunque sea un poco.

-Hola, mamá – saludó a pasó que se sentaba, cansada en la mesa.

-Hola, Emily – le respondió Roxanne. Le puso su plato con su comida en frente de ella. Emily miró con desagrado.

-Hamburguesa? Sanes que odio la carne – reclamó.

-Lo siento, lo olvidé – se disculpó y cambió el plato – Bien, cambiando el tema, saldrás algún lado esta tarde?

-Pues pensaba salir con…Sam – se corrigió. Recordó a último momento que sus padres odiaban a Brad.

-Pues, bien por ti. Pasaré toda la tarde aquí por si necesitas algo.

-De acuerdo, iré arriba a alistarme – salió de la cocina y subió a su habitación. Estaba terminando de peinarse cuando tocaron su puerta.

-Pasa – dio la orden. Jared Thompsom, su padre, entró a su cuarto.

Emily, tengo que decirte algo

-Que quieres? – dijo con desgano. Su padre suspiró.

-Que?! A donde?! – el volvió a tomar aire. Ella sabía que ese lamento no podía ser más hipócrita.

-A Perú – respondió

-Que?! No puedo dejar a mis amigos acá en Mendoza! Porque?!

-Me transfirieron de trabajo otra vez.

-Claro! Tenías que ser un fracaso que no mantiene su trabajo estable! Eres un bastardo..! – no terminó. Su padre le tiró una cachetada.

-Escúchame, Emily! Soy tu padre y me vas a respetar!

-Como quieras – dijo molesta mientras se sobaba la mejilla. No era novedad eso.

-Nos vamos en una semana – fue lo último que dijo antes de irse.

Se quedo tirada en su cama, sobándose la cara. Era imposible, otra vez se mudarían! No podían pasar un año aunque sea en un país estable?! Pensaba que esta vez seria diferente, ya que llevaban 2 años en Argentina. “Cuando todo ya iba bien” pensaba molesta. La última vez se mudaron de Chile, y antes de eso, de Bolivia. Prácticamente, su padre era un fracasado que no mantenía su trabajo y se excusaba que era transferido. Toda la tarde arruinada. Como se lo diría a Brad y Sam?! Pensaba en eso cuando su celular sonó. Era un mensaje de Brad. “Ya estoy afuera” leyó.

Él sabía perfectamente que sus padres de Emily lo odiaban por su estilo de metalero y su mohawk. Vio la puerta de la casa abrirse.

-Iré a ver a Sam, ya vuelvo – dijo antes de cerrar la puesta. Se dirigió a su novio. Un beso fue su manera de saludarla

-Nos vamos? – le preguntó

-Claro, a donde?

-No sé. Donde quieres?

-Si vemos una película en tu casa? – preguntó ella.

-Compremos una, comida y vamos. No hay nadie en mi casa. Mis padres no vendrán hasta mañana de Buenos Aires.

-Genial – lo besó. Era perfecto ese día pero tenía la idea de mudarse en mente. Compraron dos películas. Una de terror y otra de acción por si se aburrían Después de cocina las palomitas, pusieron las películas, él la abrazó y se echaron en el sofá. Todo iba bien, pero Brad notó su preocupación.

-Pasa algo?- le preguntó. Ella suspiro y asintió. Tenia que contárselo.

Nos mudaremos – dijo cabizbaja.

-Que? Pero… a donde? Cuando?

-A Perú. En una semana – se apoyó en el pecho del hombre, era horrible esa realidad – que voy a hacer?

-No lo sé… solo quedará disfruta lo más posible esta semana…- dijo él ya algo deprimido. Emily estaba recostada de modo que todo su cabello rojizo caía hacia la derecha y mostraba su tatuaje en su cuello – siempre adoré ese tatuaje, una media luna y estrellas.

-Nunca supe porque lo escogí, simplemente me recordó algo o alguien…bien, que hora es? Espero que no vallan a castigarme si es tarde…

-Tranquila, son recién las nueve

-Genial, nos queda aun hora y media. Que hacemos?

-No sé – dijo inocentemente mientras le besaba el cuello - …alguna idea? – ella le siguió el juego, puso sus manos alrededor del cuello del chico y él la apegó. Hubieran seguido asé si Emily no reaccionaba.

-Brad, no ahora, por favor. No es el momento – dijo ella nuevamente deprimida. Él la abrazó en apoyo.

-De acuerdo, pero te extrañaré cuando te vallas.

-Tenemos aun 5 días – dijo recordando el poco tiempo que quedaba – bien ya me voy mejor.

-Te acompaño hasta tu casa – se besaron y salieron. Estaban a medio camino cuando él se fijó en su rostro – que pasó en tu mejilla? – ella se la tocó incómodamente

-Mi padre otra vez.

-Deberías hacer algo, no puedes dejar que esto siga!

-No puedo hacer algo, ya lo he dicho, mi vida es un asco – la abrazó y la besó a modo de despedida. Estaban a una cuadra de su casa, donde no pudieran verlo sus padres.

-Bien, suerte y prométeme que no harás cosas tontas – dijo cogiéndole la mano izquierda y viendo en el dorso pequeñas cicatrices.

-De acuerdo, adiós – cada uno se fue por su lado. El resto de la noche fue normal para ambos.

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